Utopía fue abrirme los ojos a la posibilidad de que se podía vivir haciendo lo que uno ama. He dado muchas vueltas desde Utopía. No soy cirquera, ni actriz, ni malabarista, ni tampoco una sirena que toca la guitarra. Pero haber podido hacer todas esas cosas en Utopía me enseñó que la felicidad no es tan utópica y que se encuentra en el amor al arte. Sea cual sea el arte que uno escoja. En mi caso, la traducción. Y sigo, de vez en cuando, escribiendo canciones.
Teresa Cordova
Traductora Universidad de Puerto Rico